martes, 15 de mayo de 2012

Hacia delante y hacia atrás


Se puso esa mañana los tacones altos aunque no eran apropiados para ir a trabajar. Necesitaba sentirse más alta, necesitaba escuchar cómo sonaban sus pasos. Que cada golpe de tacón le diera fuerzas, le diera ánimos para avanzar. Para aparecer firme y poderosa ante él, que le esperaba donde siempre, caminando nervioso; dos pasitos hacia la izquierda, media vuelta, cuatro pasos hacia allá. Cuando ella llegó le pilló de espaldas, y le vio pequeño, insignificante, con los hombros encogidos, mirando al suelo, contando absurdamente sus pasitos hacia delante y hacia atrás. Nunca le había parecido tan poca cosa como aquella mañana. Viéndolo así, daban ganas de marcharse, pero en lugar de eso le tocó el hombro, le sonrió con todos los dientes, le cogió del brazo y así, sonrientes, se fueron juntos a pasear.
(Elena)

No hay comentarios:

Publicar un comentario