martes, 15 de mayo de 2012

Un mundo mejor


Te odio. No vuelvas. No te atreves ni siquiera a mirar atrás. ¿Qué te has creído? Sí, macilentos, odiados, raquíticos de hambre, pero no de esperanza. Largo. La esperanza no se conquista a base de cañones. El futuro es obra de corazones que por no tener nada que perder, han decidido ganar en cada esquina.
La suciedad que tus ojos han visto es consecuencia de la ignominia a la que crees habernos sometido, despojado de honores y condecoraciones. ¡Ja! Hay peores hambres que la del caldo, hay peores chinches que las que roen mi colchón de madrugada.
¡Que te largues, coño! Podría matrte, levantar el arma y descerrajar un tiro en mitad de tu cabeza fascista. Pero hay algo que no pueden apresar ni tus tanques ni tu barbarie. Puedo matarte, sí, pero elijo que vivas. Para que recuerdes, durante el resto de los segundos de los meses de los años de tu mísera existencia, que un hombre que creíste pordiosero tuvo los cojones suficientes para decidir, libremente, construir un mundo mejor.
(Carlos)

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